jueves, 7 de mayo de 2009

Acido Clorhidrico era el de antes.

Andaba escaso de tiempo y aun así pretendí despuntar el vicio de investigar un procedimiento de obtención, para empezar necesitaba un reactivo, así que fui a la droguería de mi barrio.
Esa fue mi segunda visita a ese comercio, pero el afable dependiente me recordaba bastante claramente, puse mi dinero sobre el mostrador pidiéndole dos litros de Ácido Clorhídrico.
Me pareció notar que hizo un puchero, pero de inmediato me pregunto acerca de mi éxito con cierta resina que estaba investigando, de lo cual habíamos hablado en mi primera visita, luego siguió con detalles de una de sus reparaciones caseras, metió las dos botellas dentro de una bolsa , me cobro y sin dejar la charla, hizo notar que tenia otra clienta para atender.
Ya en mi laboratorio, destape una de esas botellas y minguita de aparecer el humito característico del Ácido Clorhídrico fumante, el olor sofocante lo encontré casi metiendo mi nariz dentro de la botella.
La reacción que buscava resulto demasiado débil, y cuando sacudí la botella, hizo una espuma mas acorde con una botella sucia de detersivo rellenada con este ácido.
Al día siguiente fui a mi droguería de confianza y pedí Ácido Clorhídrico fumante.
-¿ Fumante ? ¿ Industrial ?-
-¡ Si, industrial!- respondí, mientras comenzaba a sospechar que otra vez no obtendría lo que necesitaba.
No hay nada mejor que hacer la compra en una droguería de confianza para que te den una botella limpia y llena asta el gollete, pero seguramente se deba a la prohibicion de fumar implantada por el Señor Presidente Vasquez, que una vez mas no apareció el tan preciado humito blanco.
Debo haber contraído la gripe A, o alguna peor por que casi no noto el olor irritante de este ácido.
La reacción mejoro un poco, pero de todas formas saldré a comprar sal para elaborar en casa un ácido algo mejor que esto, bueno solo para que los drenajes hagan gárgaras.
Supongo que lo ocurrido se deba a un cambio de proveedor, por parte de estos minoristas, como se estila por esta época en todos los rubros.
Se le compra al que ofrezca mejor precio, la calidad es un cuento, lleve de lo que hay y si no le gusta, elabore usted mismo su propia mercadería, o lo que es mas sencillo, compre aquí esa sustancia que pretende fabricar, solo diga nos como se llama y se la traemos a buen precio.
El porcentaje de pureza declarado en la etiqueta es relativo, un valor que se supone poseía a la salida de la planta industrial, lo que se perdió antes de que llegara a mis manos no es responsabilidad de nadie, así que mejor voy por sal y si encuentro a Magoya le preguntare por su familia, por que aunque me queje por todo esto, el nada puede hacer.